Fortalezas y debilidades del emprendimiento y la innovación en América Latina
- aimconsultores
- 9 dic 2013
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Recientemente, el Banco Mundial ha presentado el informe “El emprendimiento en América Latina. Muchas empresas y poca innovación”. Aunque el título parece dejar poco margen para el asombro, hay ciertos datos que resultan de interés.
Contrario a lo que se puede esperar, la región latinoamericana se caracteriza por la vitalidad de su emprendimiento medido según el número de empresas per cápita. El porcentaje de emprendedores en la población es mayor que en otros países y regiones comparables y el porcentaje de empresas formales también es elevado, de lo que se deduce que el sector emprendedor es mucho más que un gran sector informal. En este sentido, el ejemplo más destacado lo constituye Costa Rica, cuya tasa de entrada, de casi 16 nuevas empresas cada 1.000 personas en edad de trabajar, cuadruplica el nivel de referencia internacional.
No obstante, la región está rezagada en lo que se refiere a la naturaleza de las empresas creadas: cuando nacen, las empresas suelen ser más pequeñas, en términos del número de empleados que en otras regiones con niveles similares de desarrollo y el proceso de crecimiento no alcanza a compensar la brecha inicial en el empleo. De hecho, incluso las empresas latinoamericanas más grandes crean menos empleo que las empresas más grandes de otras regiones.
Ahora bien, otro de los hallazgos del estudio radica en la brecha que existe no solo en el ámbito de la I+D y las patentes, sino también en el contexto de la innovación de productos y procesos, sufrida por las empresas grandes y pequeñas por igual. De hecho, incluso las estrellas emprendedoras de la región —las empresas exportadoras y las multilatinas— están atrasadas en aspectos importantes relativos a la innovación. Hay muchas razones posibles por las que las empresas latinas crecen tan lentamente como lo hacen y una de ellas es precisamente la falta de innovación. En este sentido, la probabilidad de haber introducido un producto nuevo por parte de las empresas de la región está 20 puntos porcentuales por debajo de la observada en las empresas de países de ingreso mediano de Europa y Asia Central. El panorama es incluso más desalentador para la mayoría de los países caribeños, donde la probabilidad decae 30 puntos adicionales.
Este escenario pone en relieve lo poco que las empresas privadas de Latinoamérica invierten en innovación. Al respecto, el grado en que la escasez de I+D se traduce en niveles más bajos de productividad y crecimiento económico depende de muchos factores, pero el estudio confirma que las economías que atravesaron periodos de crecimiento sostenido tuvieron a menudo subidas de la inversión en I+D que las situaron claramente por encima de sus pares. Así, el nivel reducido de I+D de latam parece ser, junto al hecho de que el sector privado lleva a cabo poca de esta inversión, uno de los responsables principales del bajo crecimiento de la productividad de la región.
En lo que respecta al posicionamiento de las empresas, con la excepción de México, los países latinoamericanos si sitúan en la parte baja de la distribución y sus prácticas de gestión se parecen más a las de las empresas chinas e indias que a las de los países de ingreso alto. Dado que se enfrentan a mayores costes laborales que las empresas asiáticas, la mala gestión les supone una desventaja competitiva más severa. A ello se suma una brecha en la formación y las habilidades de los gerentes y emprendedores de Latinoamérica, aunque también hay factores exógenos, como el entorno comercial y otras características de los países, contribuyan a explicar el déficit de la región en materia de prácticas de gestión y, por tanto, en innovación de procesos.
¿Desafíos? Evidentemente, múltiples. Desde el punto de vista de las políticas resulta fundamental plantearse cómo abordar la brecha en el crecimiento de las empresas. Una de las vías que se plantea para lograrlo consiste en cambiar el paradigma actual que enfatiza el apoyo a las empresas pequeñas por uno que se centre en el respaldo a las empresas jóvenes y de nueva creación. La evidencia presentada en el informe del Banco Mundial pone en duda el exceso de énfasis de políticas públicas en el tamaño pequeño de las empresas y apunta a la necesidad de trasladar la atención hacia las empresas jóvenes. Por su parte, en lo que respecta a las barreras de entrada para la creación de nuevas empresas, durante la década pasada los países de la región progresaron reduciéndolas a la mitad. De todas formas, esta reducción sin el acompañamiento de una masa crítica de reformas complementarias se considera insuficiente para estimular la entrada.
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